Santo Domingo, RD. – Por tercer año consecutivo, Viajes National Geographic entrega los Premios de los Lectores, y en esta selección, República Dominicana alcanzó la selección del “Mejor Destino Internacional, destacándose sus bellezas naturales, la tranquilidad del destino para vacacionar, la calidad de sus más de 200 playas, su cultura vibrante y su historia colonial.
Reseña la prestigiosa revista internacional que tras un proceso de selección realizado por sus expertos, a inicios de año se abrió la votación para las dieciséis categorías de destinos, establecimientos y proyectos, donde concursaban 80 finalistas entre los que han quedado dieciséis ganadores y cinco menciones especiales. República Dominicana ganó en la categoría Destino Internacional.
Destino internacional: República Dominicana
En el reporte general de los premios, Viajes National Geographic describe el país de la siguiente manera:
“Bañada por las aguas del océano Atlántico al norte y del Mar Caribe al sur, República Dominicana es un destino que cautiva desde el primer instante. A lo largo de su impresionante costa, el país alberga más de 200 playas entre las que se encuentran algunas de las más bellas del planeta.
A esto se suma una valiosa biodiversidad, presente tanto en su selva como en las aguas que abrazan la isla. El país también es conocido por poseer una vida cultural vibrante, en la que la música y el baile –en especial, el merengue – cumplen un papel clave.
La principal puerta de entrada a República Dominicana es la ciudad colonial de Santo Domingo, la capital, desde donde se puede partir hacia otras localidades como Punta Cana, Bahía de Samaná o La Romana”.
A continuación Vive Dominicana comparte de manera íntegra el reportaje que más adelante, Viajes National Geographic realizara sobre República Dominicana bajo la firma de Juan Pedro Chuet-Missé.
Este es el mejor destino internacional de 2025 según los lectores de Viajes National Geographic
«Quizás sea por sus playas de arenas blancas y aguas turquesas. Es posible que en la decisión haya tenido que ver el relax y confort de sus resorts sobre las costas. Para unos cuantos, es el pasado colonial de su capital y otras ciudades ¿Será por el ritmo del merengue o por el sabor del ron? ¿Por los peces que curiosean cuando uno hace snorkel o por el viento que sacude las palmeras al atardecer? Quizás por todas estas experiencias es República Dominicana ha triunfado como el Mejor Destino Internacional de la III edición de los Premios de los Lectores de Viajes National Geographic.
Miles de lectores de esta cabecera, miembros de la mayor comunidad viajera de habla hispana del mundo, han elegido al país centroamericano por otros destinos de importantes valores turísticos. Así, Dominicana se suma a un Olimpo de destinos internacionales donde comparte lugar con Japón (ganador de la primera edición de los premios) y Perú (triunfador de la segunda).
Entre los finalistas, estaban Marruecos con su magnética propuesta de coloridas ciudades, desiertos y montañas; Puerto Rico con su espíritu caribeño plasmado en sus pueblos y selvas; el exotismo de mercados, templos y herencia colonial de la región de Maharastra (India); y Turquía, como un puente entre Oriente y Occidente donde los paisajes surrealistas dialogan con el ritmo vibrante de sus urbes.
La belleza de las playas de Samaná.

El país caribeño, que ocupa más de la mitad de la isla La Española, es uno de los cinco destinos favoritos de los españoles que viajan a América. Según los datos del INE, casi 70.000 personas volaron desde la Península Ibérica rumbo a Santo Domingo y Punta Cana para conocer sus tesoros turísticos.
No hace falta precisar que casi todos los españoles que viajan lo hacen para conocer o redescubrir sus costas, donde es difícil describirlas sin caer en el tópico de ‘paraíso’. Es que no es sencillo buscar otras analogías para estas playas de arenas finas y aguas transparentes que esconden una sorprendente biodiversidad. Y no crean que son iguales, hay diferencias a tener en cuenta.
La tranquilidad está asegurada en República Dominicana.

Por ejemplo, las del norte como Rincón (en Samaná), Grande (por el río San Juan), Cabarete, Cofresí o Sosúa (cerca de Puerto Plata), que miran al Atlántico, suelen tener vientos más fuertes; lo que las convierte en una meca de deportes como el windsurf o el kitesurf. Ojo al dato para los amantes del turismo de naturaleza: entre enero y marzo la región de Samaná recibe la periódica visita de las ballenas jorobadas, que se pueden avistar desde las embarcaciones que siguen su rastro por el océano.
En cambio, las playas del sur, bañadas por el Mar Caribe, son de aguas más cálidas y calmadas, por lo que son buscadas por los amantes del buceo y el snorkel. La Bahía de las Águilas en Pedernales, las de Bayahíbe y Dominicus cerca de La Romana o la de Boca Chica, a apenas 30 km de Santo Domingo, están entre las más destacadas. Aunque si se trata de elegir a la reina, pues no hay competencia: Saona es todo lo que uno espera para desconectar en medio de una naturaleza exuberante.
Los manglares del Parque Nacional Los Haitises.

Pero no todo son playas en República Dominicana. El interior cuenta con varias sorpresas, que muchas veces están fuera del radar de los turistas. Una es el Parque Nacional de Los Haitises, en Samaná, fascinante territorio de manglares e islotes.
Otro es el Parque Nacional de Jaragua, en el suroeste, donde la Laguna de Oviedo es el hogar de miles de flamencos rosados y manatíes. Y para quien le guste desafiar sus límites, puede probar de ascender al Pico Duarte, de casi 3.100 metros, el punto más alto de la isla.
El pasado colonial

En República Dominicana la historia se escribe con mayúsculas. Además del legado que han dejado los pueblos nativos como los taínos, la historia moderna del país se remonta a cuando Bartolomé Colón, hermano del almirante Cristóbal, fundó Santo Domingo en 1496, lo que la convierte en la ciudad más antigua de América.
El rico pasado de su capital se descubre a cada paso. Declarada Patrimonio de la Humanidad, la ciudad colonial de Santo Domingo cuenta con gemas históricas como la Catedral Primada de América, el Alcázar de Colón o la Fortaleza Ozama, que es -cabe esperar- el más viejo del continente.
Pero no es lo único, porque conocer las historias de conquistas y fundaciones en La Vega o la Fortaleza de San Felipe en Puerto Plata también son invitaciones a viajar en el tiempo, cuando República Dominicana solo era un mundo por descubrir.